jueves, 22 de octubre de 2015

ETICA Y MORAL
Estos términos tienen diferente origen etimológico. La palabra "ética" viene del griego "ethos" que significa "forma de ser" o "carácter". La palabra "moral" viene de la palabra latina "morales", que significa "relativo a las costumbres".
La ética es un conjunto de conocimientos derivados de la investigación de la conducta humana al tratar de explicar las reglas morales de manera racional, fundamentada, científica y teórica. Es una reflexión sobre la moral.
La moral es el conjunto de reglas que se aplican en la vida cotidiana y todos los ciudadanos las utilizan continuamente. Estas normas guían a cada individuo, orientando sus acciones y sus juicios sobre lo que es moral o inmoral, correcto o incorrecto, bueno o malo.

La principal semejanza es: que las dos se encargan de nuestras costumbres y formas de actuar en la medida en que pueden considerarse como correctas o incorrectas...
La principal diferencia es: que la Moral dicta las normas y criterios de actuación y la ética trata de fundamentar racionalmente dichas normas y criterios.


CARACTERISTICAS DE ETICA
  • La ética, es científica ya que existe la sistematización, la organización y está sujeta a comprobación.
  • Es racional, ya que está basada en una metodología lógica, porque sigue una secuencia, iniciando por la Inteligencia, luego la voluntad y su punto culminante la libertad.
  • Es práctica, ya que es funcional y por lo tanto congruente con mi propia personalidad.
  • Es normativa, porque establece su propio carácter por medio de normas o leyes personales.
EJEMPLOS
ETICA
MORAL
·       Un funcionario público que no se permite ser intimidado, por un funcionario superior, para cometer un acto indebido que pudiera causarle algún beneficio.
·       En un partido de futbol el árbitro observa a todos los jugadores, e impone amonestaciones a quienes infringen las reglas, sin ningún favoritismo hacia alguno de los equipos contendientes.
·       En el caso de un arquitecto o ingeniero que dentro de la construcción de un edificio, utiliza materiales resistentes y de buena calidad, en vez de usar materiales que pudieran ser menos caros, pero con una calidad defectuosa, por lo que cumple con la ética que guía su profesión.
·       En una institución médica, un médico se niega a practicar un aborto, porque esto infringe los principios de preservar la vida del paciente que le han sido inculcados, tanto dentro de la familia y la escuela, como aquellas reglas morales que su religión ha establecido y que él ha jurado proteger como médico que es.
·       Si una persona va caminando por la calle y ve que a un individuo se le cae la cartera, llena de dinero, moralmente está obligado a dársela su dueño.
·       Una persona que se embriaga y desquita su frustración en sus hijos, esposa u otras personas, de manera violenta, posee una conducta que va en contra de la moral.

La ética, se entiende a la reflexión sobre las acciones morales.  Es decir esta es una rama de la filosofía que pregunta que es, cómo se fundamenta, cuáles son los fines de lo moral. Pero, cuando se califica a una acción como moral, esa valoración positiva debe ser fundamentada en argumentos razonables. En pocas palabras, la ética es una disciplina filosófica en tanto requiere de la reflexión y de la argumentación, en cambio, la moral no lo es.
Es así como al referirnos a la ética del discurso, no se  pretende sólo fundamentar racional y dialógicamente lo moral, sino que se busca también su aplicación en la vida cotidiana. Es por esto que actualmente, encontramos lo que se denomina «ética aplicada» en diversos ámbitos de lo social: bioética o ética médica, genética, ética de la ciencia y la tecnología, ética económica, ética de la empresa, ética de la información, ética ecológica. Todas ellas se encuentran hoy en un continuo proceso de fundamentación y reelaboración, debido a que los valores propios de cada actividad y la actividad misma no están cerrados sino que se desarrollan progresivamente.
La Ética En El Ámbito Griego
Sócrates y después Platón reflexionaron sobre la posibilidad de encontrar un  criterio racional con el que distinguir la verdadera virtud (areté, excelencia) de su mera apariencia. El intelectualismo moral al que llegaron por distintos caminos estos dos filósofos griegos afirmaba que sólo conociendo qué es el bien, qué es la virtud y cómo se define cada una de ellas se podría llegar a ser bueno en la vida práctica. Sólo el ignorante puede obrar mal.
El principio de la ética del discurso se formula en los siguientes términos:
Sólo pueden pretender validez las normas que encuentran (o podrían encontrar) aceptación por parte de todos los afectados, como participantes en un discurso práctico.
TEORIAS DE LA ETICA
Éticas Teleológicas
Según la teoría teleológica, el juicio moral tendrá que formularse siempre a partir de las consecuencias de la acción medidas sobre la base de los valores y sobre todo de la actuación del amor al prójimo. La referencia a los valores y a los no valores producidos por la acción o con los que se identifican sus consecuencias es tan indispensable en la aplicación de esta teoría que ésta presupone, y no puede menos de presuponer, una teoría de los valores muy concreta.
La teoría ético-normativa de tipo teleológico, por consiguiente, mira siempre y ante todo a la realización del valor moral, afirmando que habrá que preferirlo siempre a cualquier otro valor no moral. Sostiene igualmente que, en caso de conflicto entre valores no morales, hay que realizar en primer lugar los más fundamentales y a continuación los menos fundamentales.


Éticas Deontológicas
Según la teoría deontológica, por el contrario, el juicio moral sobre unas acciones tendrá que establecerse prescindiendo de las consecuencias, cuando se trata de acciones humanas, sobre todo de las que se refieren al ámbito de la sexualidad, del matrimonio, de la vida, del lenguaje, cuyo juicio moral está ya claro por otros caminos.
La teoría deontológica se distingue en deontología de la regla, que se percibe en Kant y en la teología moral católica, según la cual existen ciertas reglas basadas en los dos argumentos que luego comentaremos, y deontología del acto, que se advierte en el existencialismo filosófico y en el discurso teológico de la ética de la situación, que excluye la existencia de cualquier norma mixta del comportamiento o que afirma la imposibilidad de formular juicios morales universales y la posibilidad de formular la única norma moral de la actitud.
El deontólogo considera que la ilicitud moral de ciertas acciones aparece así claramente, identificándose con su ser antinatural o con la falta de permiso para que las pueda cumplir el hombre, por lo que no puede ponerse nunca en discusión, ni siquiera en el caso de que esas acciones tuvieran que provocar, consideradas teleológicamente, consecuencias catastróficas para uno mismo y para la humanidad entera, Como se habrá advertido, el término deontológico no se toma aquí en el sentido etimológico de la palabra, que corresponde al conjunto de deberes señalados en un código profesional.

Utilitarismo
Es una teoría ética muy cercana al eudemonismo y al hedonismo, pues defiende que la finalidad humana es la felicidad o placer. Por ello, las acciones y normas deben ser juzgadas de acuerdo con el principio de utilidad o de máxima felicidad. Constituye una ética teleológica, pues valora las acciones como medios para alcanzar un fin y según las consecuencias que se desprendan de ellas: una acción es buena cuando sus consecuencias son útiles (nos acercan a la felicidad) y es mala cuando sus consecuencias no lo son (nos alejan de ella).

Eudemonismo
Las éticas que consideran la felicidad (eudaimonía) el fin de la vida humana y el máximo bien al que se puede aspirar son eudemonistas. Ahora bien, decir que el ser humano anhela la felicidad es como no decir nada, pues cada uno entiende la felicidad a su modo. Aristóteles fue uno de los primeros filósofos en defender el eudemonismo. Pero ¿qué entendía Aristóteles por felicidad? Todos los seres tienen por naturaleza un fin: la semilla tiene como fin ser un árbol; la flecha, hacer diana... No podría ser menos en el caso del hombre. Como lo esencial del hombre (lo que le distingue) es su capacidad racional, el fin al que por naturaleza tenderá será la actividad racional. Así pues, la máxima felicidad del ser humano residirá en lo que le es esencial por naturaleza: la vida contemplativa, es decir, el ejercicio teórico de la razón en el conocimiento de la naturaleza y de Dios, y en la conducta prudente, que se caracteriza por la elección del término medio entre dos extremos, el exceso y el defecto

Intelectualismo Moral
Según esta teoría, conocer el bien es hacerlo: sólo actúa inmoralmente el que desconoce en qué consiste el bien. Puede comprobarse que esta teoría es doblemente cognitivista, ya que no sólo afirma que es posible conocer el bien, sino que además defiende que este conocimiento es el único requisito necesario para cumplirlo. El filósofo griego Sócrates fue el primero en mantener dicha postura ética, Para este pensador, no sólo el bien es algo que tiene existencia objetiva y validez universal, sino que, además, al ser humano le es posible acceder a él. Así pues, Sócrates concibe la moral como un saber

Ética Dialógica
Heredera y continuadora de la ética kantiana, la ética del discurso o ética dialógica es formal y procedimental, pues no establece normas concretas de acción, sino el procedimiento para determinar qué normas tienen valor ético. El criterio es similar al kantiano, pero formulado de modo distinto. Si en Kant tenía validez aquella norma que podía convertirse en ley universal, para las éticas discursivas es norma moral aquella que es aceptable por la comunidad de diálogo, cuyos participantes tienen los mismos derechos y mantienen relaciones de libertad e igualdad, esto es, a la que se llega a través del diálogo y no del monólogo. Para Jürgen Habermas, sólo tienen validez aquellas normas aceptadas por un consenso en una situación ideal de diálogo. Esta situación de diálogo debe de cumplir una serie de requisitos: todos los afectados por una misma norma deben participar en su discusión; todos los participantes deben tener los mismos derechos y las mismas oportunidades de argumentar y defender sus posturas; no puede existir coacción de ningún tipo y todos los participantes deben intervenir en el diálogo teniendo como finalidad el entendimiento.


BIBLIOGRAFIA

Bibl.: B. Haring, Norma y ley, en La ley de Cristo, 1, Herder, Barcelona 1965, 261-270, 325-339; A. Hortelano, Problemas actuales de moral, 1, Sígueme, Salamanca 1981, 4155; M. Vidal, Moral de actitudes 1: Moral fundamental, PS, Madrid 1990, 447-483; B. Schuller, Modos de fundamentar las normas morales, en Concilium 120 (1976) 535548.